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Factores de riesgo (durante la estancia) de un estudiante extranjero

Más allá del conocido “choque cultural” que sufren los estudiantes que provienen de otro lugar, hay otros factores de riesgo que se dan una vez instalados, que agravan enormemente su correcta adaptación e impiden tener una buena experiencia.

Tras meses de preparación y expectativas, por fin llegan a Barcelona, pero nada es lo que parecía; en ocasiones ni siquiera hace buen tiempo y los Españoles hablan muy rápido y con un acento extraño… Aspectos que jamás imaginaron, pero que pueden ir digiriendo a medida que vayan transitando por las fases propias de shock cultural.

Sin embargo, hay otra serie de factores que suelen erosionar como la gota Malaya y acaba haciendo mella a las dos semanas o tres de su llegada. Estos tienen causas de otra índole y son consecuencia de su manera de ser o de situaciones excepcionales que sufren.

Así pues, si estudiar en el extranjero parecía una cosa sencilla, conseguir que sea una experiencia satisfactoria finalmente depende de factores previos y factores situacionales que se dan llegados al país de acogida. Entre los más relevantes:

  • No conseguir hacer un grupo de amigos en el primer mes.
  • No sentirse identificado con ningún estudiante del programa.
  • Sentirse con ansiedad, desganado, desmotivado, no querer salir del cuarto, sentirse triste… todo lo cual sin motivo aparente.
  • Sentirse sobrepasado y muy perdido.
  • Sentir profunda ansiedad e incapacidad para estar solo o sin hacer algo constantemente.
  • Que ocurra algo grave en el país de origen mientras están en Barcelona.
  • Dificultad recurrente para concentrarse en clase e incluso necesidad de salir corriendo.

Ante cualquiera de estas circunstancias vitales se recomienda pedir ayuda LO ANTES POSIBLE a un psicólogo familiarizado con este tipo de problemáticas. En la mayoría de los casos, si la intervención es al inicio, hay altísimas probabilidades de poder reconducir el problema. Afortunadamente, el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación, y más si es con ayuda. De ahí que la mayoría de estudiantes acaben siendo capaces de cambiar la situación y transformar el infierno en una muy buena experiencia vital.

Vine a España a estudiar, pero no me adapto

Érase un estudiante extranjero que escoge Barcelona como lugar para seguir con sus estudios Universitarios. Lleva ya tres semanas y lo que va viviendo no es precisamente lo que esperaba: ni sus compañeros americanos son como él, ni tampoco está disfrutando de la experiencia como se imaginaba. Los días se hacen largos, pero las noches en las que no sale, todavía más. Se replantea cuestiones básicas cómo qué hacer con su vida y se pregunta por qué no se siente bien. «¿En qué he fracasado?«, se pregunta para sí cuando nadie le ve.

La confusión no le permite pensar con claridad, la ansiedad le invade y se está planteando volver a casa. Pero lo haría con la cabeza gacha y con un fracaso más sobre sus espaldas.

En ese momento, consultar con un psicólogo es siempre una decisión acertada, ¿por qué?:

Un psicólogo especialista en este tipo de situaciones (adaptación cultural y sentimientos asociados), ayuda a aclarar las ideas y aporta la dosis de realidad necesaria.

  • Conseguir el trabajo deseado, empezar una relación amorosa, vivir en el extranjero… son experiencias únicas pero a la vez cargadas de mucha angustia. El cerebro no está acostumbrado a la novedad y por ello, se pone en guardia, activando una respuesta de estrés similar a la que sentían nuestros predecesores ante un león amenazante.
    El psicoterapeuta te ayuda a detectar cuáles son las situaciones (externas e internas) que están generando más estrés del necesario y dificultando la adaptación.
  • A veces arrastramos dificultades que se vuelven a poner de manifiesto en esta nueva experiencia. Seguramente, no es la primera vez que tenemos dificultades de adaptación cuando nos vemos en nuevos lugares teniendo entrar en contacto con personas totalmente desconocidas.
    El psicoterapeuta te ayuda a detectar estos patrones que se repiten, a ver su origen y cómo cambiarlos.
  • Si bien esta experiencia no resulta tan fácil como esperábamos, puede llegar a ser una gran oportunidad para conocernos y reflexionar sobre nosotros mismos. Seguramente, no tendremos ocasión de volver a hacer este «viaje interior» una vez volvamos a EEUU y a nuestra vida ajetreada.

Estudiar en el extranjero puede ser una grandísima oportunidad para conocer otra cultura, pero sobre todo, para viajar al lugar más importante que podamos imaginar… viajar a nuestro interior. Un viaje que de ninguna de las maneras deberíamos perdernos.